lunes, 24 de febrero de 2014

Afuera

07:44 p.m. 24/02/2014
Lo que escribiré a continuación lo haré de una manera libre, sin estar seguro plenamente de esto que escribo. Escribiré libre, sin ninguna limitante.

Lo que está afuera no importa. Poco importa como sea. Parece que le hemos dado mucha importancia a todo lo que está afuera. Dependemos de lo de afuera. Si lo de afuera es bonito o nos parece bonito, entonces nos alimentamos internamente de lo que está ocurriendo afuera. Pero si lo de afuera nos parece feo, entonces también nos alimentamos de eso internamente, pero esta vez con lo feo que aparece afuera o que percibimos así. ¿Entonces que pasa? Que nos sentimos, pensamos de acuerdo a lo que está afuera, sea lo que sea que sea eso. Dependemos de como percibimos eso que está afuera, que no es ni bueno ni malo, porque es bueno o malo de acuerdo a nuestra percepción y esta es subjetiva. Y sea cual sea esa percepción que vaya usted a saber detalladamente de donde viene o como se instaló, esta no es más que una especie de cristal a través del cual pasa lo que esté afuera y luego de pasar por esta percepción, entonces nos hace sentir bien o mal o como sea, pero depende de lo de afuera luego de que pasa por la percepción. Finalmente lo que está afuera (luego de pasar por nuestra percepción) nos influye adentro en lo que pensamos y sentimos. Incluso caemos en contradicciones si es que eso de afuera (siempre pasando por nuestra percepción) no se ajusta a nuestras creecias.

Pero el asunto es que siempre estamos dependiendo de lo de afuera y nos afecta directamente, en ocasiones profundamente nuestro mundo interno (pensamientos y emociones). Es que somos tan sensibles a lo que ocurre afuera, sea lo que sea, que dependemos casi totalmente de eso que está ocurriendo.

Hoy pensaba luego de reflexionar, que no importa lo que sea que ocurra. Que ocurra lo que quiera ocurrir. Hasta me doy cuenta que hasta nos liberaríamos del miedo a lo que ocurra si lo vemos así. Porque no importará lo que ocurra afuera. Que tenga que ocurrir lo que tenga que ocurrir. Total, siempre ha ocurrido lo que ha ocurrido. Es algo que de nosotros no depende (o así lo veo hasta ahora). Pues muchas veces me pasan miles de cosas, y muchas de ellas no son de mi agrado y si pudiera cambiarlas las hubiese cambiado para sentirme bien y pensar bien (comodidad del ego tal vez). Pero no es así. Las cosas pasan y punto. Que nos parezcan bonitas o feas poco o nada parece importarle a lo que ocurre afuera. Sencillamente ocurre y punto. El que la perciba como quiera percibirlo es su asunto, y que le afecte como le afecte (pensamientos y emociones, y hasta posiblemente creencias) también.

Entonces ¿que importa lo que afuera ocurre? Realmente ¿que importa? Que ocurra lo que tenga que ocurrir como siempre ha ocurrido como ha ocurrido. Punto. Que sea lo que quiera ser (según lo percibamos) porque ni siquiera sabemos que es, porque siempre está filtrado por nuestra percepción que lo hace ver de una manera u otra. Recordemos que a su vez nuestra percepción es una lente que puede refractar de infinitas formas lo que afuera está ocurriendo hacia nuestro interior. Entonces ¿realmente importa lo que ocurre afuera?